Voy a empezar a compartir artículos muy interesantes y que de algún modo me han hecho reflexionar. No voy a copiarlos en su totalidad para no hacerlo muy extenso, pero voy a linkear el artículo original y guardar los textos en caso de que el link deje de existir, para que puedan leer la info completa.
El siguiente relato fue escrito por
The Androgyny, una blogger de moda, donde nos cuenta su frustración por no poder usar shorts sin ser molestada:
"Regreso de un día de andar en shorts por Lima. Asadaza, pero reflexionando en este post".
Ese fue el status que puse en mi facebook personal hoy por la tarde. Para los que me leen y no me conoce, me presento. Me llamo Adriana Seminario, estudio periodismo y soy fashion blogger hace 5 años. Comencé The Androgyny sin una ruta fija, pero con el tiempo ha ido tomando cuerpo propio. Mi blog es un diario, una catarsis, una bitácora de tendencias, de looks, de eventos, pero sobretodo, de Lima, la ciudad en la que vivo, y que hoy día odié.
Los dos looks que pongo en la foto son la combinación de lo que usé hoy. Mi sweater nuevo de Rock Nation, short verde militar de Young Academy y mis panties negras. Casual. Hoy me di cuenta que escribo sobre moda, estilos urbanos, propuestas para usar en las calles, pero hay un factor que dejo en el aire. Ser mujer en una ciudad agresiva.
Salí con esta combinación de looks por la mañana y todo bien hasta llegar a la esquina de mi casa. 9 de la mañana, me dispongo a cruzar Benavides y un cobrador de combi saca medio cuerpo del carro para gritarme una cochinada que prefiero no repetir aquí. Ok. Calma. Eso puede pasar. Estoy en todo el derecho de ponerme lo que me guste y me gusta usar shorts y panties, me siento cómoda. Pero sé que el respeto es algo que no brilla en las calles limeñas, y menos entre lo susodichos cobradores del transporte público. Sigo.
Estoy en la universidad y todo ok. Termino mi trabajo y tomo un bus para llegar a Miraflores. Voy sentada, llevo mi mochila en las piernas y el tráfico fluye tranquilo. De pronto, un tipo de lentes y chompa roja con rayas azules se para a mi lado y comienza a sobar su miembro contra mi hombro. Primero caleta, escudándose en los giros de fórmula 1 que hace el bus. Pero se repite, 1, 2, 3 veces. Miro hacia arriba y le digo con todo el carisma de un asesino: "Disculpa, podrías dejar de sobarte contra mi hombro? Me incomodas". La gente en los asientos de al lado lo mira y el csm (perdón pero no tengo otra palabra) no pide disculpas y avanza al fondo. Ya estoy asada, pero llego a mi reunión calmada, profesional. Saliendo, un taxista me sigue 3 cuadras llegando al Kennedy y me dice: "Flaquita, subes? No pagas.", a lo que respondo: "No señor, si quiero taxi, lo pediré". El tipo dice algo que no entiendo y aprieta el acelerador.
Ya estoy bastante molesta, incómoda y frustrada. Como es posible que una chica no pueda usar un par de shorts en una ciudad "civilizada" de un país "en crecimiento y en camino al desarrollo" sin ser acosada por las calles?
Me frustra, y me hace recordar un mail que me llegó al correo de The Androgyny hace casi dos años. Una chica que me escribió y me comentaba que le encantaba la combinación de shorts y leggings negras que acababa de usar en un post, pero que no podía usarlas por donde vivía porque le bastaba poner un pie fuera de su casa para que la acosaran de una manera horrible. Me decía que regresaba corriendo a cambiarse por lo mal que la hacían sentir.
Quizás algunos hombres no lo entiendan. Los más retrógradas dirán que por qué se ponen esos shorts pues, seguro quieren que las acosen. (???) No estoy inventado, es lo que leo en los comentarios de diarios y blogs cuando se tratan estos temas. Un día conversaba de esto con Adriano, mi fotógrafo del blog. Me contó que para un trabajo en su universidad hicieron un estudio del acoso callejero en Lima. Él nunca lo había experimentado. No sabía lo que era y le chocó escuchar los testimonios de las chicas del grupo cuando relataban lo que tenían que soportar a diario.
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